Tarde o temprano, un Consistorio de Llanes habrá de derribar el pegote de la Rula antigua, repuesto incomprensiblemente por culpa de la ignorancia, la torpeza y la intransigencia de la Consejería de Cultura del Principado de Asturias. Esa incongruencia de cemento y ladrillo, que nos costó a los llaniscos 30.000 euros, atenta contra el arte, ofende la vista y lamina la esencia de la obra del más importante arquitecto racionalista asturiano.
Una (¿documentada?) jefa de Documentación Histórica de la consejería lo ve, sin embargo, como "un cuidadoso remate para que forme parte de una unidad de estilo con el resto del edificio", y esto suena a mofa. ¿En manos de quién estamos? ¿Estamos de verdad en un país civilizado?
He aquí la segunda reflexión sobre el desbarajuste causado:
La Rula de Llanes: un error evitable y subsanable
a
· Salvaguardar
en su esencia el singular edificio racionalista exige derribar un elemento
constructivo añadido
HIGINIO DEL
RÍO PÉREZ
Según se ha anunciado, la
Oficina de Turismo de Llanes se trasladará en
breve a la antigua Rula ,
con lo que se recuperará una de las construcciones emblemáticas de la villa de Ángel
de la Moría. Cuando
eso ocurra resultará aún más evidente la agresión visual del pegote sin valor
artístico ni histórico, perceptible desde prácticamente cualquier ángulo de
visión y clamorosamente irrespetuoso con el proyecto racionalista original, que
la Consejería de Cultura del Principado de Asturias instó a reponer allí basándose
en un desafortunado informe del Servicio de Patrimonio.
Pasan cosas muy raras en
estos tiempos de desconcierto global, y una de ellas es esa decisión de la
Consejería, empeñada en preservar a todo trance el vulgar añadido que
distorsiona las líneas de uno de los edificios de más alto significado para los
llaniscos. En vez de amparar la naturaleza de una obra arquitectónica singular,
se ha enrocado con una obstinación que, en plena crisis económica, cuando hay
que atender tantas necesidades sociales, ha venido a costar a los bolsillos de
los vecinos de Llanes 30.000 euros. Sorprende, y mucho, el mutismo del Colegio
de Arquitectos, que algo tendría que decir al respecto.
Presumiblemente, la polémica
no se va a acallar hasta que se elimine de una vez el pegote en cuestión, que el
Ayuntamiento de Llanes, con buen criterio, ya había quitado de en medio hace
tan solo unos meses. Están en juego la defensa de los derechos de un municipio
y la conservación de una obra de arte tal y como la concibió el arquitecto
Joaquín Ortiz García, modernizador del perfil urbanístico de Llanes en los años
de la Segunda República.
LA MOFA DEL "CUIDADOSO REMATE..."
En una imaginativa
descripción del pegote, la encargada de Documentación Histórica de la
Consejería de Cultura llegó a afirmar que se trataba de “un cuidadoso remate
para que forme parte de una unidad de estilo con el resto del edificio”
(1).
Implícitamente, la funcionaria parecía atreverse así a enmendar la plana al
autor del proyecto, culpable de una imperdonable ligereza al no haber previsto un
“cuidadoso remate” semejante. Desconoce, la mujer, tres detalles esenciales en
cuanto al cambio, meramente circunstancial y anecdótico, registrado en la
morfología del edificio: primero, que fue Vicente Cotera García (alcalde de
Llanes y jefe local del Movimiento entre 1940 y 1947) quien autorizó la
construcción de un pequeño anexo, dos o tres años después de finalizada la
contienda civil, para guardar en él la báscula de la Rula; segundo: que ese elemento
constructivo se derribó a finales de los años 80 a iniciativa de la cofradía
de pescadores, que ya no veía en él utilidad alguna; y tercero: que fue
repuesto en 1991 para instalar un congelador al servicio de la lonja. (José
Luis Batalla, el arquitecto que proyectó y dirigió aquella obra, para la que
estaba consignada una subvención de 1.600.000 pesetas, manifestaba el otro día
que había sido para él “una decepción que se volviera a reconstruir, pues sin
ese añadido la vieja Rula
lucía en todo su esplendor”).
La Consejería de Cultura,
causante del perjuicio actual, se habría ahorrado el mal trago de la tan discutida
y discutible orden de obligar al Ayuntamiento a rehacer el cubículo si, simplemente,
se hubiera molestado en echar una hojeada a los planos de la Rula que obran en
poder del Archivo General del Principado, a los que nos referíamos en el
artículo “La Rula de Llanes y sus guardianes”, publicado en estas páginas el 28
de marzo.
Cabe suponer el bochorno y
la perplejidad que habría producido todo este pintoresco entuerto en el
discreto Joaquín Ortiz. Por él y por su obra, por el respeto debido al
patrimonio arquitectónico llanisco y al arte en general, hay que derribar definitivamente
el polémico apéndice. La orden dictada desde Oviedo fue un error, evitable
antes y subsanable ahora.
(Artículo publicado en el diario LA NUEVA ESPAÑA el 9 de julio de 2015)
(Artículo publicado en el diario LA NUEVA ESPAÑA el 9 de julio de 2015)