miércoles, 7 de agosto de 2013

LLANES EN COLORES: JESÚS PALACIOS, UNA VIDA DEDICADA A LA PINTURA



Jesús Palacios de la Vega
(Nueva, 1918-Llanes, 2011)

A su padre siempre le había parecido bien que su hijo mayor dibujara. En Nueva, de donde era la madre, poseían una pensión, en la que se alojaron unos maestros progresistas que eran muy aficionados a la pintura y le animaban  a cultivar su
afición preferida. Jesús no se separaba de ellos. Cuando la familia decidió trasladarse a la villa de Llanes, Antonio Maya, propietario de “El Oriente de Asturias”, le vio dibujar y le “fichó” para el semanario, iniciándose así una labor que se traduciría en ilustraciones para secciones fijas, como la cabecera de “Doña Averigua y doña Todolosabe” o la de “Notas locales”, que aún perdura. Después de la escuela entró a trabajar en Telefónica. Entregaba en bicicleta los avisos, mientras iba madurando en él una conciencia política que le haría afiliarse a las Juventudes Socialistas y a UGT, igual que su padre. En julio de 1936, cuando estalla la Guerra Civil, Jesús es movilizado por la República y destinado a Transmisiones. Muchos de sus dibujos se perdieron por allí, cuando la unidad de la que él formaba parte, se retiró a pie desde San Sebastián, bajo el acoso de la Legión Cóndor. Se refugiaban en las minas de Gallarta, y siempre le quedaba tiempo para soltar el lápiz sobre cualquier papel que encontrara. Capturado por los nacionales, pasa tres años en campos de concentración y batallones de trabajo. Dos compañeros suyos también pintaban: Ciriaco Párraga (autor de carteles con la consigna “¡Vale más morir de pie que vivir de rodillas!”) y un catalán apellidado Clotas.
Al iniciarse los años 40 su familia funda el Bar Palacios, un establecimiento singular que marcará toda una época, en la casa de los Romano, y en el que se organizarían exposiciones de pintura. Sobre la pared, Jesús había pintado un mural que representaba el Descubrimiento de América, y en verano colgaba él sus cuadros, que eran comprados por turistas e indianos. Frecuentaban el lugar pintores como Fernando Briones, paisajista y catedrático de Bellas Artes; Paulino Vicente, Ceferino Olivé y el vasco Bay Sala, todos ellos contertulios en la terraza del bar.
Aunque sus primeras exposiciones habían sido en Castellón y Valencia durante su etapa en los batallones  disciplinarios, conjuntamente con Párraga y Clotas, su trayectoria pictórica arranca en firme a mediados de los años 40. Acude a los certámenes de Educación y Descanso (obtuvo en Oviedo el Primer Premio en la Exposición de la Obra Sindical de Arte del Productor, en 1948, 1952, 1953 y 1955; y en La Felguera ganó los Certámenes Provinciales de Trabajo, en 1950, 1952 y 1954), y empezará a presentar en el salón de plenos de la Casa Consistorial de Llanes alguno de sus trabajos dentro de muestras colectivas, en las que también participó ocasionalmente Paulino Vicente.
En los años 50, cuando toman forma los conceptos y campañas de promoción turística, el alcalde Regino Muñiz le encargará a él los carteles correspondientes. Nunca recibió clases de dibujo y pintura, pero adquirió libros que le revelaron la obra de los grandes maestros como Sorolla, uno de sus favoritos. En su legado se aprecian dos estilos bien distintos. Por un lado, el de la acuarela clásica, iluminada e inspirada en los paisajes de Llanes. Esto
es lo que más le define en sus marinas, para las que siempre emplea una gama de colores suaves, como tamizados. Junto a esta producción, sin embargo, ensayaría originales formas de afrontar la perspectiva, con un cromatismo potente y una cierta factura “fauve”, que podría recordarnos a Dufy.
Le unió una gran amistad con César Pola, el paisajista ovetense, con el que sostenía largas conversaciones sobre pintura. También entabló relación con muchos otros artistas plásticos. Uno era el japonés Tetsuo Hirata, profesor de Bellas Artes en Tokio. Al final de la Segunda Guerra Mundial Hirata había sido “kamikaze” de la aviación imperial nipona; llegó a prestar juramento como tal,
pero la rendición japonesa ante MacArthur no le dio tiempo a entrar en combate.
Palacios había empezado a pintar paisajes en Nueva, en escenarios
como el campo del Henar, Cuevas del Mar, el Picu Socampo, el puente romano de Rubazón, la fuente de la Cantera y la capilla del Cristo. Aunque no los cultivó mucho, también hizo retratos, los primeros de los cuales fueron a Pin de Pría y a Pío Muriedas. Expuso en Venezuela y Estados Unidos, y su abundante obra se
reparte en colecciones particulares de España y del extranjero. Pero lo que ha pintado más veces ha sido el puerto, desde todos sus ángulos, y sobre todo la Compuerta y la Barra. En sus últimos años, iba a tomar apuntes en su automóvil, sin bajarse del vehículo, y siempre procuraba pasar desapercibido.


Higinio del Río Pérez


(Texto del tríptico de la exposición "JESÚS PALACIOS (1918-2011), UNA VIDA DEDICADA A LA PINTURA", abierta en la Casa Municipal de Cultura durante los meses de agosto, septiembre y octubre de 2013).


Crónica de EL COMERCIO (7 de agosto de 2013):
http://www.elcomercio.es/v/20130807/oriente/pintor-vida-paisaje-llanisco-20130807.html


Galería de fotografías:


 


 








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